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Writer's pictureEugenia Sestini

¿Cuántas palabras?


A ver… vamos a contar cuántas palabras tiene el texto, ¡qué divertido! Ya veo tu cara de desesperación.


Pero pasa. ¿Se acuerdan de esos trabajos prácticos de mínimo 1500 palabras que había que escribir en la secundaria o la universidad? Si esto no te trae los mejores recuerdos, tal vez sea porque la cantidad de palabras la asociamos con la presión. El texto solamente es válido si cumple con el requisito mínimo de 1000 palabras, 5000 palabras… ustedes me entienden.


En algún lugar conviven las letras y los números, y cuando los chicos van creciendo, van a encontrarse cada vez más con ejercicios donde se les pide una determinada cantidad de palabras. Pero por ahora quiero que ustedes saquen esa presión y logren que los chicos pasen de una hoja en blanco a una hoja con algo escrito.


Contar las palabras… ¿buena idea, o no?

En Twitter sólo entran 280 caracteres por tweet. Cuando envío mi novela a una editorial en general puedo incluir un máximo de 10.000 palabras. Hace poco mandé un poema a un concurso y no podía tener más de 25 versos.


Contar las palabras no es lo peor que podemos hacer, pero tampoco nos ayuda en este contexto. Es parte de otra discusión.


Cuando los chicos están empezando a escribir, a veces puede ser que leamos una historia muy corta y digamos, “Ay, qué lindo esto que escribiste, pero está un poquito corto.”


Además de agregarles presión a los chicos, contar las palabras nos trae otro problema: aguamos la calidad de la historia. Si tenemos que elegir entre cantidad y calidad, siempre queremos que gane la calidad.


Este es un ejemplo de lo que puede pasar cuando les ponemos presión a los chicos para que escriban mayor cantidad de palabras:


“Tengo una amiga simpática, extrovertida, divertida, especial y fantástica que se llama Jacinta. Le gusta bailar salsa. Además, a mi amiga simpática, extrovertida, divertida, especial y fantástica que se llama Jacinta le gusta el helado. Sus gustos preferidos son: chocolate, vainilla, frambuesa, mango y menta, y a veces agrega pedacitos de chocolate por encima. Mi amiga simpática, extrovertida, divertida, especial y fantástica que se llama Jacinta...”



¡Ayyyy! Esta Jacinta ya me tiene agotada y eso que la inventé hace cinco minutos nomás.


Agregar listas eternas de adjetivos o sustantivos sólo para que el texto sea más largo no mejora la historia en sí, pero muchas veces los chicos oyen que más es mejor. Más no es necesariamente mejor. Más es simplemente más. Mi objetivo es que los chicos escriban historias que para ellos tengan un sentido y sean importantes, y no me gustaría que las historias se llenaran de palabras innecesarias. En vez de contar las palabras, hagamos que cada palabra cuente. Menos es más.


Si tus hijos pasan de no escribir nada a escribir tres oraciones, eso ya es un paso adelante. O si pasan de no querer escribir nunca a disfrutar cada tanto escribir, eso también es progreso.


Durante este año voy a mostrarles diferentes técnicas y ejercicios, y tal vez alguno de estos les guste a los chicos y de golpe empiecen a escribir un poquito más. Me gustaría que lo disfruten y escriban con mayor confianza en sus capacidades.


Y en unos años, cuando llegue el momento en que tengan que estar contando palabras, ojalá ahí ya se sientan tan cómodos escribiendo que van a mirar el total de palabras y se van a morir de risa.


PD: Este texto tiene 620 palabras.


PD2: Si todavía están preocupados por la cantidad de palabras, lean los próximos consejos para que las historias de sus hijos puedan crecer. Mientras tanto traten de pensar en otra cosa, como en gustos de helado o algo así.


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